




Down by the salley gardens my love and I did meet;
| Allá en los jardines de Salley mi amor y yo nos encontramos;
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In a field by the river my love and I did stand,
| En un prado junto al río mi amor y yo nos encontrábamos,
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All things uncomely and broken, all things worn out and old,
| | Todas las cosas feas y rotas, todas las cosas gastadas y viejas,
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The wrong of unshapely things is a wrong too great to be told;
| | El mal de las cosas informes es un mal demasiado grande para ser dicho;
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Had I the heavens' embroidered cloths,
| Si tuviese yo las telas bordadas del cielo,
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I am worn out with dreams;
| Estoy cansado de sueños;
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I went out to the hazel wood,
| Salí al bosque de avellanos,
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When I had laid it on the floor
| Cuando la hube dejado en el suelo
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Though I am old with wandering
| Aunque ya estoy viejo de vagar
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Voy a dormir
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.
(24 de octubre de 1938)
¡Adiós!
Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás,
se quiebran los vasos y el vidrio que queda
¡es polvo por siempre y por siempre será!
Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
Las flores tronchadas por el viento impío
¡se agotan por siempre, por siempre jamás!
Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán.
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!
¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!
¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
—de llagas infectas—¡cúbrete de mal!
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!
¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más! ...
Dos palabras
Esta noche al oído me has dicho dos palabras
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces, que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
que digo sin quererlo—¡oh, qué bella, la vida!—
Tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.
Presentimiento
Tengo el presentimiento que he de vivir muy poco.
Esta cabeza mía se parece al crisol,
purifica y consume,
pero sin una queja, sin asomo de horror.
Para acabarme quiero que una tarde sin nubes,
bajo el límpido sol
nazca de un gran jazmín una víbora blanca
que dulce, dulcemente, me pique el corazón.
En el fondo del mar
hay una casa
de cristal.
A una avenida
de madréporas
da.
Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar.
Me trae
un rojo ramo
de flores de coral.
Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar.
Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal.
En el bosque verde
que me circunda
—din don... din dan—
se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar.
Y sobre mi cabeza
arden, en el crepúsculo,
las erizadas puntas del mar.
Una vez más el mar
Piel azul que recubres las espaldas del mundo,
y atas pies con cabeza de la endiablada esfera;
huidiza y multiforme culebra mudadera,
puñal alguno puede clavársete profundo.
Esponja borradora tu fofa carne helada,
la proa que te corta no logra escribir paso,
ni a hierro marca el pozo, cuando horada tu vaso,
el redondel de fuego de la estrella incendiada.
A tu influjo terrible, mi más terrible vida
llovió sobre tus brazos su lluvia estremecida;
te lloró en pleno rostro sus lágrimas y quejas.
Si te quemó las olas no abrió huella el torrente:
fofa carne esmeralda, te alisaste la frente,
destrenzaste al olvido tus azules guedejas.
El tímido amante
que a mi lado llega
me mira a los ojos
suspira y se queja.
- ¿Por qué otros amores
tuviste otra vez,
besaste otra boca,
ceñiste otra sien?
Al tímido amante
le replico así:
- Te andaba buscando,
creía morir.
Posaba en cisternas
cuando cae el sol.
Bebía y volaba,
más vivo el ardor.
Palpando las almas
mi alma se afinó
En el desencanto
concebí tu amor.
Y el tímido amante
responde a mi hablar:
- Quien amar no sabe
es quien ama más.
Repudio tu boca
que se aleccionó,
el amor no elige
y es contra razón.
Luego, sus palabras
para confirmar,
me besa en la boca
¡ADIÓS, FANTASÍA MÍA!¡Adiós, Fantasía mía! ¡Adiós, querida compañera, amor mío! Me voy, no sé adónde ni hacia qué azares, ni sé si te volveré a ver jamás. ¡Adiós, pues, Fantasía mía! Déjame mirar atrás por última vez. Siento en mí el leve y menguante tic tac del reloj. Muerte, noche, y pronto se detendrá el latir de mi corazón. Durante mucho tiempo hemos vivido, gozado, y acariciado juntos, en deliquio. Ahora hemos de separarnos. ¡Adiós, Fantasía mía! Pero no nos apresuremos. Largo tiempo, ciertamente, hemos vivido, dormido, nos hemos mezclado el uno con el otro. Si morimos, pues, moriremos juntos (sí, continuaremos siendo uno), si vamos a algún sitio, iremos juntos a afrontar lo que ocurra: quizás seremos más libres y alegres, y aprenderemos algo, quizás me estés ya guiando hacia las verdaderas canciones, (¿quién lo sabe?), quizás eres tú el mortal pomo de la puerta que deshace, gira... Finalmente, pues, te digo: ADIÓS! ¡SALUD, FANTASÍA MÍA! Versión de Agustí Bartra |
14. Estoy enamorado de cuánto crece al aire libre,
de los hombres que viven entre el ganado,
o de los que paladean el bosque o el océano,
de los constructores de barcos y de los timoneles,
de los hacheros y de los jinetes,
podría comer y dormir con ellos semana tras semana.
Lo más común, vulgar, próximo y simple,
eso soy Yo,
Yo, buscando mi oportunidad, brindándome
para recibir amplia recompensa,
engalanándome para entregar mi ser
al primero que haya de tomarlo,
sin pedir al cielo que descienda cuando yo lo deseo,
esparciéndolo libremente para siempre.
Versión de León Felipe
45. Mira tan lejos como puedas, hay
espacio ilimitado allá,
cuenta tantas horas como puedas, hay
tiempo ilimitado antes y después.
Mi cita ya ha sido concertada y es
segura,
allí estará el Señor, esperando que yo
llegue en perfectas condiciones
allí estará el gran Camarada, el amante
verdadero que he anhelado.
Versión de León Felipe
RECONCILIACIÓN
QUE a todos se diga: hermoso es como el cielo,
hermoso es que la guerra y sus lúgubres gestas sean al
fin derrotadas,
que sin cesar, Muerte y Noche, con manos fraternas y
suaves, las mancillas laven del mundo;
pues murió mi enemigo; un hombre, divino como yo mismo,
está muerto:
y le miro yacer, con blanco semblante y muy quieto, en el ataúd
-y me acerco,
me inclino, y rozan mis labios, en el ataúd, su faz blanca.
Versión de Màrie Manent
TU MIRADA
Me miraste a los ojos, penetrando,
en lo más profundo de mi alma.
El cristal azul de tus pupilas,
me mostraba, mi imagen reflejada.
Me miraste y pediste temblorosa
que un te amo, saliera de mis labios,
pero ellos ya no tienen más palabras
pues los golpes de la vida los han cerrado.
Me miraste y tu pelo se erizaba,
y una gota redonda en tu pupila
que brotó, de un corazón roto
y cayó recorriendo tu mejilla.
Me miraste y tu rostro empapado
me exigía una palabra, una respuesta,
y mentí diciéndote te amo
por ganar de tu cara una sonrisa.
Versión de Leandro Wolfson